Tuve mi primer coche con dieciocho años. Acababa de aprobar el examen de conducir, y cuando volví a casa había un coche que no conocía aparcado en la puerta. Mi padre se me acercó, me dio una palmadita en la espalda y me entregó las llaves. Desde entonces, soy un enamorado de los coches.
Así pues, no es de extrañar que los coches sean mi principal hobby hoy en día. Dedico mucho tiempo al mantenimiento y tuneado de mi Peugeot. Y luego está mi Seat Seiscientos. Estaba en muy mal
estado, así que lo compré por cuatro perras, y ahora me lo paso en grande devolviéndole su esplendor.